Lideresas de la Amazonía Sur y Norte, trabajadoras y orgullosas de cuidar el campo nos cuentan su experiencia como super mujeres rurales y el cuidado que le prestan a la conservación de bosques. ¿Cuáles han sido sus logros? ¿Cómo participan en su comunidad? Descúbrelo en esta nota.
Según Naciones Unidas, las mujeres rurales, constituyen una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Ellas labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a naciones enteras; además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático. Sin embargo, pese a su gran trabajo, aún existen brechas que limitan la participación y los derechos de las mujeres.
En la provincia de Morona Santiago, desde Chiguaza, nos saluda Ernestina Chuinda, una lideresa de 71 años, tuvo 14 hijos y aún se dedica a la agricultura. Sus estudios los realizó en Macas, alcanzó la primaria y luego obtuvo el título de maestra artesanal.
Con una voz muy cálida y amable contó en su entrevista que las mujeres en su comunidad: siembran maní, papa china, maíz, yuca, camote y café.
También señala: “Siempre he estado participando en el campo, toda la vida, siempre cómo mujeres sembramos nuestros productos para la familia”. Aprendió del servicio Holandés1 y de la Coordinación Política de Mujeres, también ha participado en la Escuela de Formación de los Derechos Colectivos de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas.
Fotografías: Cortesía de Ernestina Chuinda
Ernestina señala: “Al inicio, como mujeres no nos dejaban participar en reuniones de las asambleas. Sólo los varones dirigían a las comunidades y no había espacio para nosotras. En 1992, decidimos reunirnos, 210 mujeres fueron convocadas y desde ese entonces trabajamos hasta 1998 en el empoderamiento de mujeres agricultoras. Hoy por hoy, la decisión se toma entre todas, con el consenso de la familia y la asociación, en la comunidad pasa lo mismo».
En el Ecuador la agricultura familiar campesina, liderada por las mujeres rurales, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), garantiza más del 60% de la producción de alimentos; a través de la diversificación productiva y la rotación de cultivos. Ernestina, entre sus actividades productivas tiene un huerto familiar, donde siembra verduras para el consumo. Ella considera necesario, mantener sus actividades agrícolas y cuidar del ambiente. Menciona que: “es importante conservar nuestra selva, no todo se puede talar, nos falta orientar sobre reforestación”. Una de las ventajas y beneficios que reconoció esta lideresa sobre la conservación de los bosques, fue que este ecosistema le permite tener una relación amigable con el ambiente, la guadua le ayuda a construir su casa y la chonta, contribuye a su alimentación.
En la misma provincia y desde el sector ganadero, en esta recopilación de historias de mujeres de la Amazonía, encontramos a Marta Uyaguari. “Nací en Sinaí. Hace 48 años, vivo en Macas pero mi actividad económica está en Sinaí”. Esta productora vive con su esposo y se dedica a la cría de ganado bovino, también tiene un almacén agropecuario. Sus estudios los realizó en Macas y cuenta con una Ingeniería en Administración de Empresas.
La historia de Marta, en las actividades pecuarias inició cuando fue una niña, ella acompañaba a su mamá a sacar la leche, soltaba los terneros y cuidaba al ganado. “Todo lo aprendí de mis padres, cuidaba que los animales estén sanos, realizábamos curaciones y les dábamos medicamentos, he aprendido a mejorar pastizales, tener una mejor visión del cuidado de pastos y el cuidado del ambiente”.
Señala también que: “las mujeres estamos preparadas para participar en la toma de decisiones desde cualquier nivel, desde el campo o desde un puesto administrativo o gerencial. Conozco mujeres valientes que madrugan a cuidar ganado, sacar la leche y luego a hacer los quesos, otras que se preocupan de la comercialización y otras que participan en instituciones”.
Entre sus sueños se encuentran: tener una ganadería al pastoreo, manteniendo cercas eléctricas y pastizales con una buena vegetación. Es decir, racionar las parcelas, optimizar la cantidad de animales por hectárea y potenciar una producción de forraje.
Fotografías: Cortesía de Marta Uyaguari
Rumbo hacia la provincia de Orellana, conocimos a Mary Diebold, ella es quiteña pero vive en el Coca. Tiene 38 años, está casada y tiene dos hijas. Actualmente, administra una hacienda familiar y brinda apoyo administrativo en una empresa en Río Coca. Aparte de ser madre y empresaria, Mary es representante del sector palmero en la Dirección Zonal de La Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa).
Mary viene de una familia agrícola, su mamá le enseñó a el oficio de la agricultura. En su vida laboral, ha tenido que sobrellevar el cuidado de sus hijos con los tiempos de trabajo de la finca. Su mayor logró ha sido promover una comercialización justa y apoyar a la comunidad palmera de la Amazonía. Hace algunos años, luchaba para que empresas reciban y paguen las frutas que se cosechaban en su zona. Comenta que “a veces nos recibían la fruta pero no nos pagaban, entre todos nos organizamos para transportar la fruta hasta la costa y vender la fruta a empresas de allá. De esa manera se exigió un trato justo a las empresas locales. Creo que esos malos tiempos no volverán a repetirse”.
En la Agricultura, el trabajo detallista de las mujeres ha sido importante. Por ejemplo, en las fincas de su zona, las mujeres lideran, organizan y planifican su trabajo. En los últimos años, el liderazgo y la responsabilidad con el ambiente se han vuelto su prioridad. Mary enfatizó: “cuidamos también de la flora y fauna, es un paraíso trabajar en el Oriente, en mi casa tengo una finca y un jardín botánico”. En su hacienda se conservan los humedales y tienen una franja de conservación de más de 50 ha. Son cerca de 30 años desde que su familia, ha participado en la conservación de bosques y espera que sus hijos también participen.
Fotografías: Cortesía de María Diebold
PROAmazonía promueve enfoques de género y de interculturalidad como herramientas estratégicas para actuar sobre las desigualdades históricas y culturales que sufren las mujeres en la Amazonía ecuatoriana. Con el apoyo de ONU Mujeres, se refuerzan acciones de gobernanza, incentivos ambientales y prácticas sostenibles para reducir la deforestación y la degradación de los bosques bajo un enfoque de género. Su objetivo es que las intervenciones que se realicen en la región amazónica, logren una participación integral de mujeres y hombres.
Alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a las metas que promueve PROAmazonía.
Autora: Liz Jurado – Especialista en Comunicación para el Desarrollo de PROAmazonía
1 Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo. Ecuador (SNV. Ecuador)
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