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El proceso de producción agropecuaria está acompañado de una inevitable generación de gases de efecto invernadero (CO2), producto de procesos naturales o antrópicos propios de esta actividad. Hoy y de forma apremiante, la humanidad se enfrenta al dilema de producir suficiente alimento para una población creciente, sin que esto involucre el deterioro del ambiente y el uso desmedido de los recursos naturales.
En un sistema agroforestal, se pueden generar sinergias entre especies de plantas, macro y microorganismos, que ayudan al sistema a alcanzar un cierto grado de equilibrio, principalmente en lo que respecta al ciclaje y dotación de nutrientes, así como a la generación de nichos ecológicos. Precisamente esto es lo que ocurre en el bosque tropical amazónico, cuyo ecosistema posee métodos de producción adaptados a las condiciones propias de su entorno mega biodiverso.
Precisamente, al proceso de producción que nos permite aprovechar nuestros recursos de una manera racional y eficiente, sin comprometer aquellos recursos de las generaciones futuras, se le conoce como producción sostenible. Este concepto engloba aspectos económicos, ambientales y sociales.
Los sistemas agroforestales son una alternativa de producción sostenible, que permiten diversificar y combinar la producción agropecuaria y forestal en el mismo espacio. Dependiendo de las especies de plantas a usar, los sistemas agroforestales pueden llegar a ser más efectivos en el proceso de generación de biomasa y la consecuente captura de CO2, en comparación con sistemas de producción menos diversos.
Al diversificar un sistema de producción, también lo hacen las fuentes de ingreso del agricultor, y su economía se fortalece frente a las fluctuaciones del mercado. De la misma forma, al emular la biodiversidad del ecosistema circundante, el área de producción agropecuaria aprovecha de mejor manera los servicios ecosistémicos que provee el bosque, con el cual se generan puentes de conectividad. De esta manera, se concibe a la unidad productiva, y a sus zonas de bosque y no bosque, con un enfoque holístico y de paisaje. El resultado, es un sistema de producción más resiliente desde el punto de vista económico y ambiental.
Para que tenga pertinencia social y local, la construcción e implementación de un sistema de producción debe hacerse con la participación de los productores y productoras; quienes reciben asistencia técnica, del personal del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en el proceso de planificación integral de su finca.
Durante el mes de junio del 2020 y bajo un estricto protocolo de bioseguridad, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Ministerio del Ambiente y Agua (MAAE) y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP); a través del Programa Integral Amazónico de Conservación de Bosques y Producción Sostenible (PROAmazonía), con el apoyo de PNUD; llevan a cabo la entrega de 22 especies de plantas de producción agropecuaria forestal, a 900 productores beneficiarios de la Agenda de Transformación Productiva Amazónica (ATPA) del MAG.
El número de plantas a entregarse, durante el mes de junio, en las provincias de Sucumbíos, Orellana y Napo, supera las 100 mil unidades. Esta iniciativa forma parte de un proceso; a través del cual, se realizará la entrega de un millón de plantas en toda la Amazonía ecuatoriana. La siguiente etapa del proceso, será la última fase de entrega, prevista para los últimos meses del 2020 y principios del 2021. De esta manera, se promueve la diversificación de la producción y se incentiva a los productores a entrar al proceso de transición, hacia una producción sostenible, para salvaguardar el futuro de la Amazonía y el cuidado del planeta.
Autor: Giovany Romero
Técnico de Producción Agropecuaria Sostenible de PROAmazonía