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Jul 30

La Pandemia (COVID-19) y sus efectos en los ecosistemas

ENTREVISTA  

Mónica Andrade 

Responsable del Área de Ambiente y Energía – PNUD Ecuador 

1. ¿Cómo se relaciona la deforestación de bosques con el aparecimiento de enfermedades y pandemias? ¿Qué condiciones favorables genera la conservación y protección de la biodiversidad en la prevención de las mismas? 

Varias son las investigaciones en torno a esta pregunta que han demostrado que la deforestación, entre otros factores, genera desplazamiento de especies silvestres, lo que a su vez produce una aproximación cada vez más cercana e interacciones entre los animales y el ser humano exponiéndolo a enfermedades infecciosas, fenómeno que es conocido como zoonosis. Estos contactos pueden provenir no sólo del consumo directo de animales silvestres, sino de interacciones con fauna silvestre que, debido a la pérdida de hábitat, se acercan en busca de alimento a asentamientos humanos. Según la FAO, entre 2015 y 2020, la tasa de deforestación de los bosques a nivel mundial se estimó en 10 millones de hectáreas por año, en comparación con los 16 millones de hectáreas por año en la década de 1990. El área de bosque primario en todo el mundo ha disminuido en más de 80 millones de hectáreas desde 1990. 

A lo largo de la historia del ser humano, las enfermedades infecciosas como ébola, SARS, la gripe aviar y la actual COVID-19 se han originado de animales.  

En conclusión, los bosques son fuentes de vida; las relaciones del ecosistema (sistema biológico entre los organismos vivos y el medio físico) genera equilibrio a varios niveles incluyendo el control en la dispersión de enfermedades. Su destrucción trae consigo, consecuencias irreparables pues agrava el cambio climático y produce la desaparición de especies, pérdida de la biodiversidad, agotamiento de los recursos naturales y los servicios ambientales que proveen al ser humano, vinculados con el aprovisionamiento y seguridad alimentaria, de regulación vinculados con la purificación del agua y aire, entre otros.  

2. ¿Cómo afecta el contacto y el comercio ilegal de especies silvestres en el aparecimiento de enfermedades y el equilibrio del ambiente? ¿Cuál es el marco legal respecto a este tema en el Ecuador? 

Los ecosistemas tienen una dinámica entre sus componentes bióticos (flora, fauna y otros seres vivos como bacterias) y abióticos o físicos (como las piedras); en el caso de la fauna, cada especie tiene un rol importante y su disminución y/o extinción ocasionados por factores externos de origen antropogénico puede ocasionar desbalances. De igual forma, la incorporación de individuos de una especie silvestre en el entorno humano sea para procesos de “domesticación” o para ser utilizados como fuente de alimento, tiene implícitas dos consecuencias vinculadas con los efectos de desequilibrio en el ecosistema como el propio riesgo de zoonosis.  

Por estos motivos, la Autoridad Ambiental Nacional, a través de su normativa, ha establecido un marco regulatorio propicio para proteger, preservar y prevenir daños a la integridad del patrimonio natural con artículos sobresalientes tanto en la Constitución como en el Código Orgánico Ambiental y su Reglamento. Así mismo, el comercio ilegal de especies silvestres ya es también considerado como un delito en Ecuador según el Código Orgánico Integral Penal.  

Más allá de la normativa y debido a la importancia de la fauna y flora en los ecosistemas y la provisión de servicios ambientales para el ser humano, es un deber de toda la ciudadanía precautelar la salud de los ecosistemas, conservar nuestros bosques y establecer mecanismos sostenibles de uso y aprovechamiento de manera que la incidencia de enfermedades zoonóticas sea nula.  

3. ¿Qué acciones se podrían llevar a cabo en Ecuador para prevenir que otras enfermedades o pandemias vinculadas a la aproximación a especies silvestres se desarrollen? ¿Qué podemos hacer en materia de prevención? 

Debido al vínculo establecido entre zoonosis y conservación de los ecosistemas hay varios temas a considerar. Por una parte, la educación y prevención son elementos claves para evitar la destrucción de la naturaleza. Un ejercicio de concienciación a nivel individual y comunitario ayudaría a que las personas colaboremos con la protección del planeta. Por otra parte, es de igual importancia la búsqueda de alternativas económicas para las comunidades circundantes o que viven dentro de los bosques con el fin de que sus medios de vida sean fortalecidos bajo un enfoque de conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. PROAmazonía es un buen ejemplo de ello. 

Finalmente, también es importante considerar y fortalecer los mecanismos de control y vigilancia del cumplimiento de la normativa ambiental a nivel de las autoridades como a nivel comunitario. Siendo la conservación y uso sostenible de los recursos, una temática intersectorial se requiere un abordaje multidisciplinario y basado en alianzas estratégicas. Las acciones descritas anteriormente competen a las autoridades gubernamentales, a las organizaciones que trabajan con temas ecológicos y productivos, a las comunidades y los habitantes de comunidades rurales y urbanas. Es una responsabilidad de todos cuidar nuestra casa, nuestro planeta. 

4. ¿Cómo considera usted que se vincula la actual pandemia con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS)?  

Sin duda, el COVID- 19 ha incrementado los niveles de pobreza en el país, sus efectos han sido más fuertes para mujeres y niñas, en familias sin empleo y con empleos informales y/o que viven con ingresos menores a la canasta básica, personas adultas mayores, en movilidad humana y comunidades indígenas. Los niveles de desempleo se han elevado y esto ha creado nuevas necesidades urgentes que se deben atender tanto a nivel de salud, de seguridad alimentaria de las familias y de conservación de la naturaleza.   

La situación actual, ratifica la urgencia en seguir trabajando para alcanzar las metas ambiciosas para el año 2030 de los ODS. El secretario general de la ONU ya indicó que debemos construir una economía diferente, un modelo diferente que no siga comprometiendo la sostenibilidad del planeta y que no acentúe las desigualdades existentes. 

Hemos visto cómo la pandemia no solo ha hecho evidente la ruptura del equilibrio de los ecosistemas, sino también las brechas de género, de ingreso, acceso a educación y salud, etc. Esto está ocasionando crisis económicas y sociales en los países y debemos comprender que el desarrollo sostenible no solo es necesario y viable, sino además económicamente rentable, pues las oportunidades de inversión y de desarrollo de nuevas tecnologías, energías eficientes, y en general la producción sostenible generará millones de empleos y un nivel de inclusión social mayor que el que tenemos en este momento. 

Con la Agenda 2030 tenemos la oportunidad de reenfocarnos, de “reconstruir mejor” a través del desarrollo sostenible, que promueve oportunidades para todas las personas, desarrollo, paz, prosperidad, pero siempre dentro de los límites que pueda soportar el planeta. 

Sobre este último pilar, esta agenda global, aprobada también por el Ecuador (junto a 192 países) se hace énfasis en la conservación de la biodiversidad en ecosistemas marinos y terrestres, la lucha contra el cambio climático, la promoción de sistemas de producción y consumo más sostenibles, y la promoción de energías limpias no contaminantes.  

5. ¿Qué actividades lleva a cabo PNUD, a través de sus proyectos, para velar por la conservación del ambiente, en medio de la pandemia en Ecuador? 

Ante la situación de pandemia, el PNUD ha participado en las mesas de coordinación institucionales del país e internacionales, para contribuir en la respuesta de las necesidades y prioridades identificadas. 

El PNUD, como actor fundamental del Sistema de las Naciones Unidas y trabajando en estrecha coordinación con la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS-OMS), y la Oficina del Alto Comisionado para Asuntos Humanitarios (OCHA), está apoyando al Ecuador en la preparación y protección a las personas de los efectos de la Covid-19; en la respuesta para organizarse ante los brotes; y en la recuperación, evaluando y tomando en cuenta los efectos económicos y sociales de la crisis en los meses venideros. 

Abordando específicamente la conservación del ambiente, el PNUD en apoyo a la entidad  nacional rectora, el Ministerio del Ambiente y Agua y junto a otros Ministerios, socios y contrapartes nacionales, hemos trabajado para continuar con la ejecución de los proyectos ya en marcha, en diferentes áreas (Cambio Climático, Biodiversidad, Energía, Aguas Internacionales y Pesca Sostenible, Gestión de Químicos Peligrosos, etc.). 

Del mismo modo, hemos orientado parte de los esfuerzos en apoyar acciones concretas, y en gran parte de ellas lideradas por el Estado, los gobiernos locales y otros socios, para asegurar que ni las personas, ni el ambiente sufran las consecuencias de la pandemia. Entre ellas, se encuentran acciones en territorio y con las comunidades, como la adquisición y entrega de trajes y materiales de protección personal; pastillas potabilizadoras de agua; articular campañas de recaudación de fondos y plataformas solidarias y colaborativas, para apoyar a familias vulnerables que están velando por la conservación de los ecosistemas terrestre y marino; y promover el fortalecimiento comunitario, especialmente indígena y rural.  

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