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mar 03

María Clara Sharupi Jua: Una poeta y guerrera Shuar

 

 

“Soy un sin número de emociones que se despiertan cada día entre cantos de los pájaros y el amanecer de Etsa, cada instante es una nueva conquista de un nuevo sueño que me trajo Nantu mientras dormía, cuando hablo con Arútam me transformo en su hija predilecta y con la luz de las hermanas estrellas veo mi camino desde las altas montañas y árboles, cuando conquisto y transformo una palabra y toco una hoja entonces ahí soy también la hija de Nunkui”.

De esta manera María Clara Sharupi Jua; mujer, poetisa y orgullosa lideresa Shuar se describe a sí misma.


Fotografía:
Cortesía de María Clara Sharupi

A pesar de una vida con distintas facetas profesionales y personales, la escritora originaria de Morona Santiago, se ha dedicado desde muy joven, a defender y a dar a conocer su lengua materna, el shuar chicham. “Nuestras voces traen las de nuestros ancestros, de lo que procedemos y a los que nos debemos. Pero también de Arútam y Nunki, del padre que habita en las cascadas sagradas y de la madre tierra”, agrega.

Esta conexión profunda con su cultura se debe a sus padres. Desde muy pequeña tuvo una especial atracción a la literatura y las historias de su comunidad. Esto le permitió ganarse el aprecio y confianza de su padre, un traductor shuar-castellano para los colonos dedicados a extracción del caucho (caucheros) de la Amazonía. Con él, aprendió a cazar -una actividad considerada para hombres en su cultura –  y también la fuerza espiritual guerrera de los Shuar.

Sin embargo, su padre tenía que salir por periodos largos para trabajar en distintas actividades, ya sea por pedido de los misioneros o hacer trueques de comida, armas, artesanías con los peruanos y en compañía de su madre descubrió un interés especial y una pasión por su cultura e historia de la misma.  En su relato, recuerda, que cuando era muy joven, mientras cocinaban con su madre hasta altas horas de la noche – escuchaba los Anents, nampet, ujaj que su madre le enseñaba. Estos evocaban a las aves, los ríos, los dioses, al sol, a la luna y la vida; a su vez a su madre, a quien María Clara, llama la “inmortal”, le contaba sus sueños, alegrías, leyendas, anécdotas y preocupaciones ante la presencia de los colonizadores y de los misioneros.

Fue en esos años iniciales de su vida que empezó a reafirmar los saberes de la cosmovisión shuar. Sin embargo, el tiempo no duró mucho porque a los nueve años se separó de sus padres para ir a un internado en Cutundo con su hermana. En esta escuela enfrentó el maltrato y discriminación por hablar y vestir tradicionalmente como mujer Shuar; una situación similar a la que su padre  experimentó años atrás, al no permitírsele inscribir en el Registro Civil a su hija con el nombre Awachá (nombre de un pájaro negro azulado y brillante).

«No guardo rencor, la ignorancia puede perjudicar a muchas personas», comenta. Es por ello que, para María Clara, la educación es un pilar fundamental, especialmente con un sistema bilingüe y multicultural. Ella reconoce, que en medio de las vicisitudes y lejos de casa, encontró en la poesía un medio para transformar la ira y el miedo; y a la vez un medio para comunicarse con las comunidades Shuar y motivar a los niños y jóvenes sobre la importancia de las lenguas maternas.

En sexto grado, al ser una de las mejores estudiantes, ganó un premio de literatura y en ese momento decidió que «no le importaría nunca más que le digan jíbara» porque estaba orgullosa de quién era y de dónde venía. Mientras su vida se encaminaba lentamente hacia el mundo de las letras, en Quito y viviendo en un refugio, enfrentó la muerte de su madre y dificultades financieras. Fue ahí, cuando  se conocieron con Cecilia Dávila Molina de la agencia UNICEF, quien le abrió las puertas  de la entidad para realizar trabajos de campo en Tiwintza y Mayaik; así como vender las artesanías  y comida shuar.

A pesar de querer estudiar leyes, ingresó y estudió en la Universidad Politécnica Salesiana, la carrera de desarrollo local y gracias a su conocimiento de la cultura Shuar, fue considerada para trabajar en el Estado. Formó parte del equipo que tradujó la primera edición de la Constitución de Montecristi de 2008 al shuar chicham. De esta manera, representó a las mujeres Shuar en la Asamblea Nacional.

“Siempre he confiado en Arútam, a rendir esta comunión con Nunkui. Aunque mi fe sí se ha visto afectada, y es cuando me transforme en lago pantanoso, los dioses lograron que el lodo fluya nuevamente hacia un río”, menciona María Clara al recordar esos momentos claves, pero en especial aquel que cambió su vida, e introdujo a la poetisa a nuevos públicos y escenarios.

En 2010, mientras trabaja en la Secretaría del Migrante de Bolivia, indagaba sobre escritoras mujeres e indígenas y el Ecuador no registraba nombres. En esta misma temporada, el Ministerio de Cultura de Ecuador convocó a las mujeres indígenas a presentar sus textos, entre ellas María Clara, quien junto a otras autoras indígenas publicaron la antología de poesía titulada “Amanece en nuestras vidas-Ií iwiakmarin tsawarai”.

Escribí de todo lo que había escuchado en mi vida”, comenta la poeta shuar. Sus poemas fueron reconocidos internacionalmente e incluso traducidos al inglés. En el 2011, participó en el Festival Internacional de Poesía de Medellín y la Feria de Libro de Quito. Además, fue invitada a Italia, Estados Unidos, Marruecos, México, Venezuela y a Chile como invitada de honor por la Cámara Chilena del libro.

En el 2013, volvió al festival en Medellín y sintió el peso de su fama “Al ver tantos premios Nobel invitados, lloré mucho porque me preguntaba ¿qué hago aquí yo tan humilde en medio de tantas personas importantes? Dormí y le pedí al padre Arútam que me diga ¿qué es la poesía? Ahí estaba él, quien es el poeta, y me dijo mira el cielo, mira la tierra eso es poesía”.

Con esta nueva fuerza decidió escribir su propio libro. Luego de varios años, en 2019 nació el libro “Tarimiat”, un tributo a sus ancestros. Esto se debía a que sus padres le enseñaron que cada 52 años el mundo se transforma, por lo que la publicación sería una ofrenda al nuevo tiempo- “El tiempo del fuego”.

“Tarimiat más que un libro de poesía es un árbol de varias vidas, de sueños y trascendencias.  Cuanto conocí a María Clara, en un Congreso de mujeres, su fuerza energética me hizo sentir muy cercana a su espíritu vivaz y pronto estuvimos charlando de nuestras proyecciones, entonces Tarimiat apareció como un arcoíris en busca de unos cuantos rayitos de sol que iluminen un poco más el cielo tras la lluvia”, comenta Teresa Carbonell, docente de la Universidad Politécnica Salesiana.

El texto es un intento por recopilar una tradición oral “de boca a oído”, escrito en shuar y español. Cuenta sobre las experiencias de sus ancestros y la comunidad entre los años 60 y 70 durante la época de los caucheros; “Tarimiat” marcó un cambio para María Clara, quien ahora siente que el arte de la palabra se debe escribir.

«Ahora sé que hay tanto por cantar, escribir y pintar. Pero mi enfoque son los niños y jóvenes, ahí está el futuro. El próximo libro que estoy escribiendo es una propuesta interétnica e intercultural para recoger mi palabra y llevarla a nuevas generaciones«, explica, obra que espera llamar “Cerbatana y Curare”.

Para la autora amazónica es importante que se promueva el arte en los idiomas ancestrales y que “como la gente se toma el tiempo para leer en inglés”, hispano-hablantes, se tomen el tiempo para leer en shuar chicham. Como vocera de la Coalición de Mujeres Amazónicas Aents Yamaram, está segura de que la defensa de la lengua materna es fundamental para empoderar a más mujeres, lograr representatividad, y que la memoria histórica de la lengua perdure en el tiempo.

“Una lengua no puede morir, ni extinguirse. Cuando desparece toda una humanidad se acaba”, aclara y que, como mujeres guardianas de la palabra, son protagonistas de continuar sosteniendo la sabiduría de la oralidad. Sus esfuerzos están encaminados a que los saberes ancestrales,  que sus padres le entregaron, continúen transmitiéndose de generación en generación.

Datos Importantes:

  • Coautora de textos como: Sin alegría no hay esperanza, Un mismo Vuelo, Diálogo, My Voice, Collar de Historias y Lunas y Amanece en nuestras vidas.
  • Miembro y Vocal Principal de la dirigencia del Centro Shuar Consuelo y responsable desde Cancillería de temas binacionales Ecuador-Perú y Ecuador-Colombia para los pueblos y nacionalidades.
  • «Como lava candente», poema de su autoría, fue compuesto como obra de ópera y cantado por una soprano ecuatoriana en Nueva York.
  • Obtuvo el Premio Internacional en Ostana Italia, otorgado por el Síndico de la mencionada Comunidad.

Links recomendados:

 

Fotografías: Cortesía de María Clara Sharupi y Nataly Kelly
Descripción: María Clara Sharupi recita uno de sus poemas durante el 23º Festival Internacional de Poesía de Medellín (IZQ).
María Clara Sharupi durante una entrevista con Nataly Kelly (DER).

Autor: Martín Pastor – Técnico en Comunicación Social, Redacción y Edición – PROAmazonía

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