SÍ, LAS MUJERES PODEMOS ESTAR A CARGO DE LA CONSERVACIÓN

ene 22

SÍ, LAS MUJERES PODEMOS ESTAR A CARGO DE LA CONSERVACIÓN

Luzmila Huatatoca nació en Archidona, provincia de Napo. Su familia es dueña de una reserva que resguarda como a su propia vida. Para ellos y desde su visión como pueblos y nacionalidades indígenas de Ecuador, la división entre el ser humano y el entorno simplemente no existe.

A sus 35 años, su vida es intensa. Transcurre entre patrullajes al bosque y reuniones para motivar a su comunidad, en especial a las mujeres, a involucrarse en la conservación de su hogar, el bosque. Sus abuelos y padres han sido sus mayores referentes. Con los primeros fortaleció su vínculo con el bosque y los animales. Recuerda con claridad las vacaciones al lado de ellos, la abuela caminando por una selva infinita y el abuelo enseñándole a ella y a sus 10 hermanos a reconocer a los animales, a sembrar yuca y plátano y a cuidar el bosque.

No hablaban español, todos los nombres los aprendíamos en el idioma Kichwa, cuenta. Escuchábamos del “verde guacamayo”, el “nina sigche”, el “sacha wakra”, el “venado puna”, especies que hasta el día de hoy pueden ver en la reserva, pero que luchan cada día para evitar que desaparezcan.

De sus padres aprende día a día la importancia
de la organización y de la participación

Ellos fueron quienes iniciaron la constitución de la organización Río Guacamayos en 1985, que se estableció jurídicamente en el año 2002. Luzmila seguía con interés las actividades de sus padres, su participación en talleres y su interés por recibir capacitaciones por parte del Ministerio del Ambiente. Esa fue su principal motivación para vincularse directamente con la organización.

Recuerda que cuando se formó la reserva, la actividad principal era realizar recorridos para cuidar el bosque y vigilar el ingreso de extraños. Salía a hacer patrullajes, sobre todo hacia los límites de la reserva. Si bien es cierto, ha sido presidenta y tesorera de la organización en distintos momentos, lo que más ha disfrutado siempre ha sido salir a monitorear los bosques e ir al campo porque siente que allí se despeja, deja el estrés y respira aire puro.

Con orgullo menciona que ahora el monitoreo de la reserva lo hacen también las mujeres. Que conocen y que han aprendido a hacerlo en contra de la opinión de los hombres de su comunidad, quienes afirmaban que ellas podían perderse en las montañas y que no estaban en capacidad de ser guías.

Luzmila reconoce que en los últimos cinco años la situación de las mujeres en su comunidad ha mejorado, hay menos violencia y menos maltrato; más apertura a su participación y a la necesidad de ejercer sus derechos. Sin embargo, aún prevalecen el machismo y los celos.

En el año 2009, la reserva ingresó a Socio Bosque, un programa de incentivos que reconoce el esfuerzo de quienes conservan los bosques en Ecuador. Fue el primer convenio que firmó Luzmila como dirigente de su comunidad y que la llevó a involucrarse tanto en el Comité Nacional REDD+ en 2012, como en la Mesa REDD+* en 2015. Esto le ha permitido conocer más sobre la política nacional para combatir el cambio climático y le ha abierto las puertas para involucrarse en otros espacios a nivel nacional e internacional. Su viaje más reciente fue a Alemania, donde participó en un intercambio de experiencias sobre REDD+ y Socio Bosque. Antes ya había viajado a Perú para dar a conocer sobre el proceso de salvaguardas en el país.

Luzmila cuenta que sus compañeras y compañeros están contentos y apoyan su participación, porque gracias a esto pueden enterarse de las acciones que el Estado y las organizaciones llevan a cabo para cuidar los bosques, además de que pueden presentar su punto de vista sobre cómo se está implementando REDD+ en el campo.


Personalmente, ser miembro de la Mesa REDD+ me ha ayudado mucho en mi desarrollo. Yo era muy tímida; ahora me siento más segura, fuerte y con capacidad para discutir y aportar en otros espacios. Profesionalmente me ha ayudado a saber cómo dirigir una organización y manejar temas administrativos y temas técnicos para hacer réplicas de todo lo aprendido.


Se emociona cuando piensa en la posibilidad de que otras mujeres de su comunidad conozcan y participen en procesos como el de la Mesa REDD+. Cuenta que para el nuevo período postularán a otras mujeres a quienes ella está lista para apoyar. Luzmila ve ahora más posibilidades de que sus compañeras se involucren, aunque indica que hay que fortalecerlas y apoyarlas para que pierdan el miedo y sepan que son capaces siempre.